El delito de fraude fiscal
Los delitos contra la Hacienda Pública (sea estatal, autonómica, local, o europea), consistentes en la no declaración y elusión del pago de tributos así como la obtención indebida de devoluciones o disfrute de beneficios fiscales que no corresponden, están a la orden del día.
Además, como nos encontramos con un criterio puramente objetivo (que la cuantía defraudada exceda de 120.000 euros) es muy fácil que, como sin solución de continuidad, transitemos de un problema administrativo con Hacienda a uno mucho más grave ante la jurisdicción penal.
La Agencia Estatal de Administración Tributaria (AEAT) ha redoblado sus esfuerzos en la articulación de medidas de prevención y lucha contra el fraude fiscal, destinando más recursos materiales y humanos y sofisticando cada vez más sus métodos en las actuaciones de comprobación e inspección tributarias.
No sólo los personajes públicos están en el punto de mira sino que cualquier ciudadano, empresario individual o colectivo puede verse envuelto en lo que termine siendo la investigación y enjuiciamiento por la comisión de un delito fiscal.
En consonancia, han mejorado también los mecanismos de intercambio de información y cooperación entre las Haciendas Públicas europeas, y la comunicación y simbiosis entre los funcionarios de la Agencia Tributaria y las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado (Guardia Civil, Policía Nacional) en el descubrimiento y desmantelación de las tramas organizadas de fraude fiscal: por ejemplo, harto frecuentes las de IVA intracomunitario tipo carrusel o las existentes en el sector de hidrocarburos. En ocasiones, terceros de buena fe son incluidos en complicados entramados para la defraudación fiscal por no haber extremado en su día las medidas de debida diligencia con sus proveedores o clientes.
En este escenario, si usted enfrenta una investigación por un delito de fraude fiscal o está sometido a actuaciones de inspección tributaria que no marchan adecuadamente y escalan en seriedad, le será útil tomar en consideración las siguientes características que debe reunir un abogado experto en fraude fiscal.
Especialización
Es manifiesto que el delito de fraude fiscal presenta gran complejidad. No sólo se trata de un delito del Derecho Penal Económico o Financiero (un grupo de delitos que exigen del abogado penalista unas competencias muy distintas a las del que lleva, por ejemplo, un delito de homicidio) sino que en sí mismo es único por su carácter técnico mixto penal-tributario.
El abogado especialista en fraude fiscal deberá ser un abogado experto en la llevanza de procedimientos penales por delitos socioeconómicos (poner en juego todas las herramientas de la defensa penal clásica y específicas del delito financiero) y además contar en su equipo de defensa con el asesoramiento y participación en la estrategia de un despacho especializado en la representación de los intereses del obligado tributario ante las dependencias de inspección y habituado al riesgo inherente de que deriven en liquidaciones vinculadas a delito.
No tratamos de un abogado que pide una recomendación a su gestor (el que hace sus liquidaciones de IVA verbigracia) sino de un abogado especialista en Derecho Penal Económico que siempre que se enfrenta a la llevanza de un asunto de fraude fiscal cuenta con un despacho tributario experto que analiza toda la parte administrativa (de inspección) del expediente penal.
Es común que la ruptura de una causa criminal en favor del investigado provenga de un error de cálculo o irregularidad procedimental en que han incurrido los actuarios y sólo un grupo de fiscalistas acostumbrados a tratar todos los días con estos funcionarios públicos serán capaces de encontrarlo.
Experiencia
Para que el abogado penalista que usted elija sea el mejor para enfrentar un problema de fraude fiscal, no es suficiente con que haya llevado algún que otro caso con relativo éxito. Los delitos contra la Hacienda Pública constituyen un universo particular con unas reglas de juego específicas que lleva muchos años desentrañar. Hemos de decir que, al contrario que por ejemplo en otros delitos de Derecho Penal clásico (como unas lesiones) la fuerza actuante, es decir, los funcionarios que auxilian al Juez de Instrucción en su investigación no son ningunos novatos.
En la investigación y juicio por fraude fiscal, el abogado enfrenta a técnicos de Hacienda con una normalmente excelente preparación técnica y acostumbrados a defender con solvencia las conclusiones plasmadas en sus informes. Sólo un abogado experto en fraude fiscal podrá interrogarlos con éxito poniendo de manifiesto sus fallos, incongruencias y análisis parciales o interesados.
Por otro lado, el abogado especialista en fraude fiscal no sólo tendrá que vérselas con el Ministerio Fiscal (acusación pública) sino con la Abogacía del Estado (acusación que defiende los intereses de la Administración Tributaria). El cuerpo de abogados del Estado tiene a letrados que se dedican en exclusividad a la defensa de Hacienda ante esta clase de procedimientos. Un abogado para el que el delito fiscal no resulte algo cotidiano será incapaz de romper su línea de acusación.
Para comprobar estos aspectos, basta con echar un vistazo a los casos de éxito del abogado penalista de nuestra elección: ¿cuántos procedimientos penales por fraude fiscal ha llevado y qué grado de complejidad tienen? Los asuntos más intrincados suelen venir acompañados de la investigación de más delitos (como el de blanqueo de capitales o estafa) y referirse a tramas constituidas para la perpetración de estos delitos (grupos u organizaciones criminales).
Equipo
Es materialmente imposible que un solo abogado sea capaz de llevar la defensa ante un delito de fraude fiscal con éxito. Ya hemos apuntado que se trata de delitos complejos (requerirán la integración en el equipo de defensa de especialistas en inspección tributaria), pero es que también son causas exigentes.
Lo son por su volumen (aquellas que investigan entramados son extensas pues hablamos de años y años de investigación) como por el nivel de análisis que precisan (es necesario un estudio profundo y minucioso).
Esto último conlleva que la conjunción de diversos puntos de vista (varios letrados especialistas en fraude fiscal) reduzca exponencialmente el error y contribuya a encontrar la mejor solución. Lo que un miembro del equipo no encuentre o vea, lo hará otro.
Por ello, a la hora de elegir la mejor defensa ante un fraude fiscal, es preferible la elección de un despacho o bufete experto y no de un solo abogado en solitario.